Hoy participo en una jornada sobre orientación laboral en el cole en el que estudié de los 12 a los 18 años. Vuelvo muy cambiada a unos pasillos donde parece que el tiempo no ha pasado. Reflexiono sobre la última década.

Los retos, las decisiones, los fracasos y los éxitos. Un batiburrillo de sensaciones que me han ido moldeando, física y mentalmente. Hoy vengo a hablarle a mi yo de hace diez años.

Queridos amigos, para desgracia de los pesimistas, vivimos el momento más divertido de la historia. Think big. Revolución tecnológica. Comunicación en tiempo real, de todo, con todos. Muchos de nuestros jóvenes van a dedicarse a trabajos que no están creados. Un maremagnum de oportunidades. Retos continuos. Desafíos que apetecen. Ante este panorama, solo caben las ganas de comerse el mundo. Y hay muchas formas de hacerlo.

Muchos estudiantes os planteáis qué queréis ser de ‘mayor’. Decisiones trascendentales para las que chicos y chicas de 17 años no están preparados. O sí. Por eso el papel de familias, amigos y profesores es tan relevante en este momento decisivo.

Y la clave es… «¿Periodista? Tranquila, conseguiremos quitarle la idea». ¡Esa no! Por suerte o desgracia, no lo consiguieron, y aquí está la prueba. Para mí, la pregunta perfecta es más bien: «¿Qué te seduce?»

Click en el cerebro. Nos ponemos creativos y empezamos a imaginar. Animamos a soñar. De ahí solo puede salir algo realmente bueno. Y tiene que serlo si vas a dedicar buena parte de tu vida a ello.

En una sociedad de inteligencias múltiples, vamos a aprovechar potenciales. Ganas. Pasiones. Os animo a darle rienda suelta a la locura más absoluta, a apoyar, a acompañar, a estimular, a creer. Y pobre de aquel que se interponga entre tú y lo que te propones.

No construyamos más techos de cristal. Desde los colegios y desde las familias, ayudemos a nuestros peques a descubrir, pero no impongamos aquello que creamos correcto. Es una versión parcial de la realidad. Recordad, miramos, siempre, desde nuestra ventana.

La fórmula del éxito comienza cogiendo perspectiva, fijando la vista en el horizonte y trabajando cada día por alcanzarlo. Si realmente quieres algo de verdad, te inventarás minutos de donde no existen. Y lo conseguirás.

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